viernes, 8 de julio de 2011

Okichi Saito. Una vida marcada por la tragedia.

Okichi fue a la tumba de Naoko para hablar con ella, como hacía a menudo, con un ramillete de flores rojas en la mano. Conversaba con Naoko como si hubiera estado viva y ambas siguieran sentadas en el mismo banco cubierto de hierba mirando al mar.

  • Tsurumatsu y yo nos hemos encontrado de nuevo – le dijo a Naoko -. Tú siempre quisiste vernos así y, al morir el dolor de tu pérdida nos ha unido. Cuando te fuiste, no hacía más que preguntarle a Dios por qué te había llevado cuando a él no le hacías falta y yo te necesitaba tanto, pero no me abandonaste, ¿verdad, Naoko? Te aseguraste de que no me quedara sola, y lo que no pudiste hacer en vida lo conseguiste después de muerte.

Gracias, gracias - le susurró- . Gracias por no dejarme sola. Siempre has sabido que yo, para ser una persona que ha tenido que vivir apartada de los demás temo a la soledad más que a nada en el mundo. Nunca te he engañado, ¿verdad, Naoko- chan?Por más que lo he intentado, tú siempre lo has sabido.


FRAGMENTO DE LA OBRA "EL PABELLÓN DE LAS LÁGRIMAS" REI KIMURA. 


El pabellón de las lágrimas” Rei Kimura.

Siempre fue consciente de que su belleza sería su perdición. Nunca fue capaz de encontrar un momento de paz en su corta vida y sin embargo tras su muerte logró convertirse en una leyenda. La historia de Okichi Saito sigue muy viva en los corazones de millones de personas. Este es mi pequeño homenaje a una gran mujer.



Retrato en vida de la difunta Okichi Saito. 


En una pequeña aldea de pescadores ubicada en la localidad de Shimoda nació en el seno de una familia muy humilde una joven niña a la que sus padres decidieron llamar Okichi. Su padre, de profesión carpintero, pronto vio en aquella hermosa niña un destino funesto: su propia belleza sería su perdición.  

 La pequeña Okichi, que había nacido en Diciembre de 1841, pasó su infancia rodeada de carencias pero orgullosa de ser quien era. Poseía una imaginación desbordante y solía compartir todos sus sueños, miedos y alegrías con su íntima amiga de la infancia Naoko. A la edad de doce años su padre la envió a una casa de geishas para aprender el oficio y de esta forma darle a su hija un futuro prometedor. Cuando la joven Okichi se enteró de la noticia le rogó a su padre que la liberase de tan pesada carga pues su único deseo era casarse con un hombre de provecho y tener muchos hijos.

Okichi ingresó a la edad de doce años en la casa de Sen Murayama, donde comenzó su aprendizaje como geisha profesional.

Tras un tiempo fuera de su hogar, regresó a éste unos años más tarde. En su tierra natal conocería a un hombre llamado Tsurumatsu, su alma gemela. Okichi abandonó la casa de geishas para casarse con su nuevo amor.


Townsend Harris. Primer cónsul de los Estados Unidos en Japón. 

En Noviembre de 1854, Townsend Harris, un comerciante y político americano, se convirtió en el primer cónsul de los Estados Unidos en Japón. Los americanos querían expandir su mercado así que el 29 de Julio de 1858 se firmó el famoso tratado de “Amistad y Comercio” también conocido por el nombre de “Tratado de Harris”.  


El tratado "Amistad y Comercio" o "Tratado de Harris"

Townsend Harris, que en aquella época ya contaba con la edad de cincuenta años, se encaprichó de la joven Okichi, que por aquel entonces tenía diecisiete años de edad, y solicitó los servicios de ésta como enfermera, ya que él padecía terribles dolores de estómago debido a que padecía de una úlcera que le acabaría costando la vida el 25 de Febrero de 1878.

La petición del cónsul no tardó en ser complacida y la joven Okichi fue llevada contra su voluntad ante su nuevo señor por sus propios compatriotas. Nadie sabe muy bien el papel que desempeñó durante los años que vivió en el consulado pero muchos aseguran que en realidad Okichi se convirtió en la concubina de Townsend Harris, lo que acabó convirtiéndola en una traidora ante los ojos de sus amigos y vecinos.


A medida que la salud de Townsend Harris fue empeorando se vio obligado a regresar a los Estados Unidos, abandonando de esta manera a su suerte a la joven Okichi aún siendo consciente del daño que le había hecho. La leyenda dice que Townsend Harris en realidad había adoptado una joven geisha de diecisiete años para trabajar como asistenta. Al tercer día fue despedida y nunca más supieron de ella.

Okichi, avergonzada y traicionada por todas las personas a las que había amado, comenzó a beber. Su afición a la bebida le hacia olvidar todos sus problemas y encontró en el alcohol la solución a los mismos.

Por aquel entonces un viejo amigo de la embajada le ayudó a recuperar parte de su vida y Okichi comenzó a llevar su nuevo negocio: una peluquería. Pero la presión y las burlas de todos cuantos la rodeaban era demasiada y su afición por la bebida acabó agravándose.

Sin haber podido olvidar al amor de su vida, el destino quiso reencontrar a la pareja de nuevo, aunque ya era demasiado tarde para volver a ser felices. Durante algún tiempo vivieron juntos pero la afición de ella a la bebida y las presiones de los aldeanos acabaron por destruirles de nuevo.


Su alcoholismo la llevó a sufrir una parálisis parcial, aunque consiguió sobrevivir. Su vida nunca volvió a ser la misma y el día 27 de Marzo de 1892 se suicidó. Okichi murió ahogada a la edad de cincuenta y un años.



Shimoda. Lugar de nacimiento de Okichi. 

Su historia no ha sido olvidada y Shimoda aún la recuerda ciento cincuenta años más tarde. Ahora se la recuerda como una heroína. Su tierra natal, que durante tanto tiempo la repudió, ahora celebra con orgullo y en homenaje a su memoria dos fiestas principales: la primera el aniversario de su muerte y la segunda los días 16 y 18 de Mayo, conocida como el “Festival de Kurofune” (Festival de los Barcos Negros).

 Sus restos mortales descansan en paz en el templo de Hokufuji, donde se alza en su memoria el museo Okichi. El visitante puede apreciar los trabajos artísticos de esta joven mujer cuyo único deseo era el de ser la mujer de un ebanista cuyos hijos propios siguieran los pasos de sus padres.

SU HISTORIA LLEVADA AL CINE Y AL PAPEL


En 1958, la historia Townsend Harris y Okichi Saito es llevada a la gran pantalla bajo el título “El bárbaro y la geisha” y por desgracia el film se acerca muy poco a la cruda realidad.





Cartel de la película "El bárbaro y la geisha" de 1958.


De su vida se han escrito diversos de libros y es que una historia tan hermosa y a su vez tan trágica no puede quedar relegada al olvido.  



Akasha Valentine 08/07/2011
El papel electrónico.
Okichi Saito. Una vida marcada por la tragedía
© 2011 Akasha Valentine.


Fuentes de información:

- Novela El pabellón de las lágrimas.
- http://en.wikipedia.org/wiki/
- http://papagena.blogger.de/stories/1809634/